La ansiedad es una respuesta natural de nuestro cuerpo ante situaciones percibidas como peligrosas o desafiantes. Sin embargo, cuando se vuelve constante o abrumadora, puede afectar nuestra calidad de vida, impidiendo que disfrutemos de las cosas que antes nos hacían sentir bien.
En este artículo, te explicaré qué es exactamente la ansiedad, cómo reconocerla y, lo más importante, cómo gestionarla en el día a día.
¿Qué es la ansiedad? La ansiedad es una emoción que todos experimentamos en momentos puntuales, como cuando nos enfrentamos a una entrevista de trabajo, un examen o una situación desconocida. Se trata de una respuesta adaptativa del cuerpo ante el estrés, preparándonos para hacer frente a desafíos. Sin embargo, cuando esta sensación de alerta se mantiene a lo largo del tiempo sin una amenaza real, se convierte en un problema que puede manifestarse de diferentes maneras:
- Pensamientos recurrentes de preocupación.
- Dificultad para concentrarse.
- Insomnio.
- Taquicardia o sudoración.
- Sensación de pérdida de control.
¿Cómo gestionar la ansiedad en el día a día?
Practica la respiración consciente: Cuando te sientas ansiosa, la respiración se vuelve rápida y superficial. Practicar respiraciones profundas y lentas puede ayudarte a calmar tu sistema nervioso. Intenta el siguiente ejercicio: Inhala contando hasta 4, retén el aire 4 segundos y exhala lentamente durante otros 4 segundos. Repite esto hasta que notes que tu cuerpo se relaja.
Cambia tu diálogo interno: A menudo, la ansiedad se alimenta de pensamientos negativos o catastróficos. Practicar un diálogo interno más amable y realista puede ayudarte a reducir su impacto. En lugar de decirte «todo saldrá mal», intenta reemplazarlo por frases como «puedo manejar esta situación» o «he superado momentos difíciles antes». Este cambio en el diálogo interno te ayudará a cultivar la autocompasión y fortalecer tu confianza.
Establece una rutina diaria: La ansiedad puede surgir cuando sientes que no tienes el control. Crear una rutina te dará estructura y sensación de seguridad. Intenta establecer horarios regulares para las comidas, el trabajo y el descanso.
Desconéctate de la tecnología: El exceso de información, especialmente a través de redes sociales, puede aumentar los niveles de ansiedad. Intenta desconectar del móvil al menos una hora antes de dormir y dedica tiempo a actividades que disfrutes, como leer, caminar o meditar.
Comparte cómo te sientes: Guardar los pensamientos y preocupaciones solo empeora la ansiedad. Busca a alguien de confianza con quien puedas compartir lo que sientes o considera acudir a un profesional para obtener apoyo emocional.
Mantente activa: El ejercicio físico libera endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad. No necesitas hacer grandes esfuerzos, bastan 30 minutos de actividad física moderada, como caminar o practicar yoga, para reducir la ansiedad.
Practica la atención plena (mindfulness): La práctica de mindfulness puede ayudarte a mantener tu mente en el presente y reducir la preocupación excesiva sobre el futuro. Realizar ejercicios de atención plena, como observar tus pensamientos sin juzgarlos o concentrarte en sensaciones del momento, puede calmar la ansiedad.
Cuida tu descanso: La falta de sueño puede intensificar la ansiedad, así que asegúrate de tener una rutina de sueño saludable. Intenta dormir al menos 7-8 horas cada noche y establece una rutina de relajación previa al sueño para mejorar la calidad de tu descanso.
La ansiedad puede parecer abrumadora, pero con las estrategias adecuadas es posible gestionarla y recuperar el control sobre tu vida. Si sientes que la ansiedad está interfiriendo en tu día a día y te resulta difícil controlarla por ti misma, la terapia psicológica puede ser una opción efectiva para encontrar la paz mental que buscas.